La Fórmula para Tener todo Bajo Control

La Fórmula para Tener todo Bajo Control

¿Notas que a veces te incomoda el cambio? ¿Quisieras que todo siempre se mantenga igual? Todos en algún momento tenemos esa sensación: hacer lo mismo todos los días y tener buenos resultados siempre. Pero la vida empresarial, y la vida misma, funciona diferente porque existe la incertidumbre.

Por mucho que nos encaprichemos porque ya estamos cansados de que todo cambie casi todo el tiempo, es imposible evitarlo. Para evitar los cambios deberíamos abstraernos del mundo. Además, cuanto más nos encaprichemos con la idea de controlarlo todo, más nos perjudicamos nosotros y perjudicamos a nuestro negocio.

Por eso vengo con una pequeña negociación: ¿Y si en lugar de ofrecerte la fórmula para tenerlo todo bajo control te ofrezco una fórmula para sentirte bajo control? Una palabrita lo cambia todo. Esto último si es posible. Veamos como lograrlo.

¿Por qué nos resistimos tanto al cambio?

Si tu ideal sería tener todo controlado, te quiero invitar a una postura alternativa: aprender a aceptar la incertidumbre.

En el momento en que publico este artículo, estamos en épocas muy inciertas. En épocas que se parecen a cuando Colón salió de Europa hacia América. La gran diferencia es que Colón tomó la decisión de zarpar hacia América, hizo los preparativos y partió. Nosotros hoy, es como si nos encontráramos en ese barco en el que estaba Colón, pero sin haber elegido zarpar y sin habernos preparado. Es como si nos hubieran metido ahí contra nuestra voluntad sin previo aviso y eso nos desespera.

Para muchos este es un cambio muy incómodo y por eso nos resistimos: queremos mantener todo “como era antes”. Nos llenamos de miedo y sentimos que es muy difícil aceptar la incertidumbre que nos trae este momento. Pero tal vez podamos mirarlo diferente y subirnos a la ola en vez de resistirla. Porque quizás, tan solo quizás, esta ola sea como aquel viejo cuento que te quiero recodar hoy.

Una historia que cambiará tu forma de ver la incertidumbre.

Había una vez, un campesino muy pobre. Un día su hijo salió a pasear a las montañas y, al regresar, trajo consigo un caballo salvaje.

 

Todo el pueblo, que era muy pequeño, se acercó a casa del campesino y le dijo: "¡Tienes mucha suerte! El destino ha hecho que seas el único en el pueblo que tiene un caballo".  A lo cual el campesino contestó: "¿Buena Suerte? ¿Mala Suerte? Quién sabe".

 

Al día siguiente, el hijo del campesino trató de montar al caballo para domesticarlo. El caballo, que era salvaje, rápidamente lo tiró al piso y el joven se rompió la pierna. En ese momento, todo el pueblo volvió a acercarse a casa del campesino y le dijo: "¡Tienes muy mala suerte! El destino ha hecho que seas el único en el pueblo que tiene un caballo. Tu único hijo se ha accidentado y no podrá ayudarte con el trabajo".  A lo cual el campesino contestó: "¿Buena Suerte? ¿Mala Suerte? Quién sabe".

 

Al día siguiente, llegaron los soldados del ejército al pueblo buscando a todo joven disponible para llevarlo a la guerra. Al pasar por la casa del campesino, encontraron que el joven no podía caminar y lo excusaron de partir a la guerra. En ese momento, la gente del pueblo le dijo: "¡Tienes muy buena suerte! El destino ha hecho que tu único hijo permanezca a tu lado".  A lo cual el campesino contestó: "¿Buena Suerte? ¿Mala Suerte? Quién sabe".

Este es un momento dónde todas nuestras creencias se ponen en juego. Dónde nuestros valores, nuestra forma de vida y nuestra resiliencia quedan a prueba. Es un momento de incertidumbre, no des por ciertos tus miedos.

Te invito a que pienses en aceptar la incertidumbre diciendo: "¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Quién sabe".

Esta frase te hará recordar que nunca sabés si en ese cambio al que tanto te resistís puede estar esperándote algo mejor para tu negocio o tu vida.