La mayoría de las personas sobreestiman lo que pueden lograr en un solo día. Seguro que conocés la sensación de crear una lista de pendientes con todo lo que te gustaría conseguir y sentir que nunca vas a terminarla. Pero... Dentro de esa lista, ¿diferenciás entre lo que realmente hay que hacer y cuáles son las tareas menos importantes? Es decir, esas actividades que estaría muy bien llevarlas a cabo, pero si no llegás ese día, no interfieren en el cumplimiento de tus planes a largo plazo. Podés reprogramarlas.
El objetivo de establecer una rutina diaria es garantizar que vas a cumplir con tus tareas prioritarias, pase lo que pase. Por este motivo te recomiendo empezar por un nivel superior: con una lista de prioridades semanales realista. Debe incluir de 3 a 5 prioridades, así como las dependencias de cada una (incluidos los recursos y la información que necesitas, y quién más participa en la tarea).
Una vez que tengas tu lista de prioridades semanales, hacé que el foco de cada día sean las tareas esenciales para cumplir con tus objetivos de esa semana.
Tené en cuenta tu “happy hour productivo”. ¿A qué me refiero con esto? Me refiero al momento del día que vos sentís que es mejor para hacer ciertas tareas. Puede ser porque tenés más energía y las cumplís más rápido o porque tenés mayor lucidez y/o concentración. Conocerte también te ayudará a aumentar tu productividad diaria. Si ocuparte de las llamadas telefónicas y el correo electrónico a primera hora de la mañana te da tranquilidad, bloqueá 30 minutos al comienzo de tu jornada solo para eso.
Elegí un horario en la semana para trabajar en tu estrategia, comprometete a cuidarlo y a hacer lo que sea necesario para evitar invadirlo con otros temas. Esta es la parte que más difícil les resulta a muchos dueños de negocio.
¿Cómo se asegura ese tiempo? La mejor herramienta es sencilla: un cartel en la puerta. Poné una nota que diga: "Trabajando en el negocio. Disponible a mediodía". Apagá el teléfono y cerrá el email. Si te resulta difícil enfocarte en tu lugar de trabajo, buscá un espacio diferente, más creativo. Andá a tu café favorito o salí a correr si durante esa actividad es donde mejor pensás.
Dedicá al menos una hora al día al desarrollo del negocio: en mi caso la llamo “Alumbrate”. Sea cual sea el nombre que elijas, se trata de un tiempo que dedicás de forma exclusiva a trabajar en tu negocio durante tu jornada laboral. Debe figurar en tu calendario.
Una vez que hayas organizado tu entorno físico de trabajo, creá un sistema que evite (y en algunos casos, eliminar de forma permanente) tus principales distracciones, sean las que sean. Existen aplicaciones que te ayudan a alejarte de los correos electrónicos, las llamadas e Internet. Así te mantendrás concentrado en tu trabajo más importante: el de construir tu negocio.
Podés hacerlo con la ayuda de estas 3 aplicaciones:
Cuando te sientas sin motivación, recordá por qué empezaste. Visualizá ese negocio que querés construir. Eso te ayudará a dejar de lado las gratificaciones instantáneas y ponerte hacer lo que tenés que hacer para que esa visión se vuelva realidad.
¿Cuál es tu mayor desafío a la hora de aprovechar tu tiempo al máximo? ¿Te cuesta priorizar porque creés que todo es importante y llenás tu día de pendientes? ¿O te distraes más de lo que te gustaría? Sea cual sea la causa, seguí estos consejos para superar este obstáculo.
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