"Siento que si mi negocio falla va a ser mi culpa y todos van a darse cuenta de que no sé hacerlo."
"Voy a perder todo el tiempo y todo el dinero invertido".
"Siento miedo y vergüenza de que todos vean que fallo".
¿Entraste alguna vez en este espiral de desesperanza? Si entras a diario, te recomiendo seguir leyendo.
Lo que te pasa es normal. Le pasa a muchísimos de los emprendedores con los que trabajo y me pasa a mí misma regularmente. Sin embargo, es una pésima estrategia para vivir con tranquilidad y realismo. Pero empecemos por el inicio.
Tener miedo es una emoción normal. La pregunta es: ¿qué tipo de mensajes asociamos al miedo? ¿Creemos que el miedo es un veredicto que nos muestra el final de la película dónde de veras fallamos?
El miedo es una emoción que sentimos cuando el desafío es más grande que los recursos que tenemos. En ese sentido, es una emoción que nos pone en guardia preparándonos para el desafío que se aproxima. Sin embargo, a veces, interpretamos el miedo de formas que nos paralizan y nos sabotean. ¿Cómo estás interpretando ese miedo que sentís?
Es importante que recuerdes que no hay una relación directa entre el miedo que sientes y el resultado que vas a obtener. También que sepas que ¡no hay una correlación directa entre tu capacidad y el éxito de tu proyecto!
La mayoría intenta maquillar algunos de estos datos porque pueden parecer demasiado desalentadores. Pero yo prefiero decírtelos desde ahora. Porque conociéndolos, te quitas de encima el fantasma de que si fallas, el mundo se derrumba. Eso te saca una enorme presión que hace que te paralices. Saberlos también te permite disfrutar más de tu proyecto actuando con más tranquilidad.
Recuerda que siempre es posible volver a empezar. Cada vez, con más experiencia.
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