DESCARGA LA GUÍA GRATIS "LOS 5 PASOS DE LA MENTALIDAD EMPRESARIA"

ACCEDE
SOBRE ALUMBRALAB MENTORING CURSOS ONLINE TESTIMONIOS BLOG LIBRO LOGIN Login

“Ya por fin siento confianza”: ¿te gustaría poder decir esto?

Aug 16, 2021

“Ya por fin siento confianza”: ¿te gustaría poder decir esto?

Uno de los mayores desvelos de quienes empiezan una nueva actividad es la falta de confianza en su calidad profesional. Te cuento el caso de Anabella*: 

Un día se dio cuenta de que le encantaba enseñar. Empezó a estudiar cómo explicar de forma clara español a extranjeros. Claro, Anabella era de la tribu de los super exigentes. Se certificó en una metodología específica para enseñar este idioma y dedicó al menos 2 horas a preparar cada clase de cada nivel. Aun así sentía que “era nueva en esto” y “que sus clases podían no lograr los resultados esperados por sus alumnos”.

Su mente no paraba de repetirle estas frases.

Pasó casi un año hasta que Ana pudo decir “Ya por fin siento confianza”.  Nos reímos porque pensamos que los emprendedores deberíamos hacer un pasacalle con esta frase ese día en que empezamos a sentirla. Porque una cosa es decirlo o anhelarlo, otra muy distinta sentirlo desde adentro.

Cuando esa sensación llega al fin, nos dan ganas de hacer una fiesta para celebrarlo.

Ella logró superar su síndrome del impostor. Pero muchos emprendedores, a pesar de todos los intentos por callarlo y vencerlo, siguen batallando con él a diario. ¿Nunca escuchaste hablar de este síndrome? Es más común de lo que creemos.

Quiero contarte un poco más para que identifiques si es lo que te está impidiendo disfrutar de tu rol como empresario.


“Me siento un estafador”.
 

Tal vez sospechas que “hay algo mal en vos”, pero no lográs saber de dónde viene ese malestar que experimentás. Incluso pensás en que lograste muchas de las metas que te propusiste. Pero no te sentís contento por eso. Todo lo contrario. Además, muchas veces... 

Estás esperando a que todo el mundo se dé cuenta de que “no sos tan bueno como creían”. Sentís, independientemente de los elogios o premios ganados, que debés haber llegado hasta acá por una extraña mezcla de suerte y engaño.

Si alguna vez te encontraste:

  •       Teniendo dificultades para aceptar cualquier tipo de elogio.
  •       Sintiendo que otros, en una posición similar, son más aptos que vos.
  •       Desaprovechando tus logros atribuyéndolos a la "suerte" o a las "artimañas".
  •       Sintiendo ansiedad cuando alguien menciona un error que cometiste.
  •       Con miedo a aceptar cualquier nueva responsabilidad por temor al fracaso.

 

Entonces puede que estés experimentando algún nivel del síndrome del impostor.

Según el International Journal of Behavioural Science, las personas que lo padecen tienen intensos sentimientos de que sus logros son poco valiosos y que es probable que sean expuestos como un fraude.

Es una mezcla inquebrantable de miedo, culpa y vergüenza que, si no tenés cuidado, puede arrastrarte hacia un autoboicot. Mantener un cóctel de emociones negativas de este tipo solo puede servir para agotarte, e incluso para desarrollar graves problemas de ansiedad y/o depresión.


Cómo lidiar con este malvado síndrome en 5 pasos.
 

1. Contemplá tus logros.

Una de las peores sensaciones del síndrome del impostor es esa vocecita en tu cabeza que siempre te dice que nunca sos lo suficientemente bueno. Siempre hay más que hacer, nuevos objetivos por cumplir o más conocimientos que aprender para demostrar que sos “experto”. Pero el problema de mirar siempre hacia delante es que nunca te parás a ver lo lejos que llegaste.

Una de las mejores formas de combatir esa vocecita es frenar, mirarte con perspectiva y darte cuenta de todo lo que lograste hasta ahora. ¡Puede que te sorprendas gratamente! ¿Cómo llevarlo a la práctica?

  1. Hacé el ejercicio de mirarte desde afuera. Preguntale a tu mentor, a tus compañeros de trabajo, amigos y/o a tu familia "¿Cómo me ven?". La mayoría de las veces, vas a descubrir que su opinión es mucho más positiva de lo que imaginás. Escúchalos y hacé caso a lo que te digan. Creeles y no menosprecies sus comentarios.
  2. Empezá a llevar un registro de todas las veces que valoraron tu ayuda. Por ejemplo, cuando alguien te mande un mail, o una carta, o deje un comentario agradeciendo lo mucho que le has ayudado, guardalo en una carpeta. Así vas a ir construyendo una demostración de que tu trabajo es valioso y de que, en definitiva, no sos un fraude.

Cada vez que la vocecita vuelta a atacar, sacá esa carpeta y mirala de nuevo.

 

2. Aceptá que los errores no te definen.

Una gran parte del síndrome del impostor se produce porque esperamos la perfección de nosotros mismos. Con la vara tan alta, es inevitable desilusionarnos al cometer un error. Cuando eso ocurre, te sentís como un fraude. Creés que los demás también van a estar decepcionados de vos. ¿Cómo evitamos esta sensación? Aunque seguro ya te lo dijeron miles de veces, necesito repetirte que la perfección es imposible y es importante que lo aceptes.

Está bien, e incluso es saludable, analizar los fracasos y averiguar qué fue lo que falló para aprender de esa experiencia. Amigate con el hecho de que todo el mundo comete errores (por lo tanto, vos tampoco sos inmune a ellos).

Luego, tomate un tiempo para ver todo lo positivo y valioso que podés aportar al mundo.

 

3. Dedicá un rato del día a ayudar a alguien.

Recuerdo una ocasión en la que estaba sumida en mi propio síndrome del impostor y un amigo me pidió consejos sobre una idea de negocio que tenía. Así que me senté con él a compartir lo que sabía. Lo que me sorprendió fue que tenía muchos más conocimientos sobre el tema de lo que había pensado en un principio. Descubrí una vez más que sé mucho de lo que hablo y tengo la capacidad para ayudar a quienes lo necesitan (como a mi amigo).

Buscá, o al menos mantenete abierto, a personas que estén experimentando problemas que sepas cómo tratar. Sorprendete a vos mismo con la profundidad de tus propios conocimientos y recordate lo mucho que sabés en tu área. Ayudate ayudando a los demás.


4. Diferenciá humildad vs. autosabotaje.

 

La humildad suele considerarse un rasgo positivo. Ser modesto y humilde son rasgos que caracterizan a grandes líderes y profesionales que confían en su nivel de éxito. Pero hay una línea muy fina entre atribuir parte de tu éxito a factores ajenos a vos y no valorarte para nada.

“La humildad no es pensar menos de ti mismo, sino pensar en ti mismo con menos frecuencia”. C.S. Lewis

 

Una tendencia común de cualquier persona que se siente como un impostor es atribuir gran parte de su éxito a un factor externo como la suerte. Pensás que sos indigno de tus logros porque para alcanzarlos alguien debe haber cometido un error. Ese cliente grande seguro se confundió al contratarte o en tu empresa te ascendieron por equivocación. Siempre nos inventamos alguna excusa o razón por la que no merecemos nuestros logros.

Eso tiene que desaparecer. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero tenés que darte cuenta y empezar a creer que desempeñaste un papel importante en tu propio éxito. Por supuesto, ningún logro se produce en el vacío. Hay muchos factores implicados. Pero, ¿sabés qué? Tus habilidades, tu persistencia y tu personalidad están incluidas entre esos factores.

Cada vez que sientas que esos pensamientos te susurran al oído, defendete y recordales por qué mereces estar acá.

 

5. Aceptalo.

Es hora de dejar de huir del síndrome del impostor. La realidad es que nunca te vas a librar por completo de este sentimiento, así que... ¿Por qué perder el tiempo intentando hacerlo?

Cuando se trata de emociones negativas como el miedo o la duda, intentar ignorarlos o verlos como “algo que hay que arreglar" solo empeora las cosas. En lugar de eso, encontrá una forma de reconocer cuando está ocurriendo y tomarte el tiempo para examinar estos sentimientos.

Cada vez que te privás de explorarlos, por muy desagradables que sean, no te estás dando la oportunidad de averiguar cuál es la causa que los genera. Entonces, te empezás a sentir inadecuado sin saber la razón. Pero si estás dispuesto a mirar con lupa ese sentimiento de inadecuación, podés descubrir de dónde viene. De repente, esa sensación que te acecha desaparece porque ahora sabes cuál es la causa. Tenés una solución al problema.

Cuando sientas esa duda que te arruina el día, volvé a este artículo y seguí los pasos para recuperar tu confianza.  Dedicá tiempo a escucharte y conocerte. También es parte de crecer como empresarios. Para crecer en el ámbito laboral, necesitamos evolucionar en el ámbito personal.

Y si necesitás una última razón para dejar de creer que sos un impostor: la mayoría de las personas que lo sufren, son muchas cosas menos impostoras. Son emprendedores con grandes logros a sus espaldas que los alcanzaron gracias a que se encuentran en constante capacitación, la pasión por su trabajo les sale por los poros y dan lo mejor de sí para aportar valor.

¡Sos un gran profesional! Solo tenés que empezar a creerlo.

 

*Nombre ficticio para mantener la confidencialidad.

CONTÁCTANOS


Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal Liquid error: internal

@alumbralab

ALL RIGHTS RESERVED.