En este particular momento de la historia dónde parece que estuviésemos viviendo en una película (de terror), siendo los protagonistas, en muchos momentos sentimos miedo. Pero lo que rara vez tenemos presente es que existen distintos tipos de miedos. Por eso hoy quiero hablarte de los miedos que son mis aliados para tomar buenas decisiones y ganar más dinero.
El miedo es una emoción humana. Las emociones nacen de nuestro cerebro reptiliano, el más primitivo. Y en tanto, nuestras emociones también son primitivas, "nos toman".
El miedo, en particular, es una emoción que ha sido responsable de nuestra supervivencia. Un instinto básico que nos ha cuidado hasta acá.
Si, por ejemplo, es de noche, estamos solos en un bosque y escuchamos un ruido... Sentimos miedo. En ese caso es muy bueno que prestemos atención a ese miedo y que nos pongamos en alerta. Porque puede estar protegiéndonos, quizás, de una serpiente que se avecina, o un oso, y al ponernos en alerta, salvar nuestra vida.
Es una cuestión de supervivencia.
Saliendo de estas situaciones de supervivencia, sentimos miedo cuando nuestros recursos son menores al desafío que se nos presenta. En ese sentido, por ejemplo, si tengo que tomar una decisión de impacto en mi negocio, puede que sienta miedo.
Pero lo interesante está acá: debido a que siento miedo, me tomo el tiempo de analizar esa decisión en detalle.
En este sentido, estaré viviendo los beneficios de tener un miedo guardián que me cuida, por ejemplo, de apresurarme y que eso me lleve a tomar una mala decisión. Un miedo que hace que yo aumente mis recursos hasta sean los adecuados para el desafío que enfrento. A ese miedo lo abrazo y le agradezco.
Por eso cuando siento miedo, reviso qué información me trae ese miedo. Me acerco y lo escucho para ver cuál es su mensaje:
Solo cuando hayas escuchado a tu miedo, actuá.
Van a existir situaciones en las que a pesar de que el miedo nos alerte, ¡zas! Nuestro peor miedo se hace realidad. Es raro que esto suceda porque los miedos son buenos preparándonos para el desafío que se aproxima. Pero puede suceder. En ese caso...
¿No sirvió de nada haber escuchado al miedo? Siempre sirve. Puede ser que te tomaste el tiempo para analizar por qué esa situación te daba miedo, te preparaste, pero un detalle técnico se te pasó por alto o no te diste cuenta de que había un recurso más que te faltaba y… no cerraste la venta con ese cliente, tu negocio tuvo una pérdida de dinero o [insertá acá un miedo que por mucho que te preparaste se hizo realidad].
Quedate con la tranquilidad de que diste lo mejor de vos y, cómo vimos en artículos anteriores, tomalo como un aprendizaje del camino empresarial.
(Si la decisión que tenés que tomar es muy riesgosa, podés pedir ayuda u opinión a un asesor con más experiencia en esa área).
Sin embargo, no todos los miedos son guardianes. Hay otros que son saboteadores. Sobre esto te estaré hablando en el artículo de la próxima semana.
Mientras tanto te dejo espacio para que vos también escuches a tus miedos: ¿qué están tratando de decirte? ¿Cómo te pueden ayudar a ganar más dinero? ¿Qué necesitás aprender para tomar una mejor decisión?
Animate a abrazarlos y agradecerles cuando te hayan ayudado a tomar buenas decisiones para tu negocio, a crecer como profesional y así llegar a ganar más dinero.
¿Mi mayor secreto? Escuchar a mis miedos y actuar.
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