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¿Empezaste romantizando tu emprendimiento y ahora querés profesionalizarlo? Te cuento cómo lograrlo.

Jun 07, 2021

¿Empezaste romantizando tu emprendimiento y ahora querés profesionalizarlo? Te cuento cómo lograrlo.

Si empezaste romantizando tu emprendimiento, sabé que a muchos nos pasa o pasó lo mismo. Empezamos fantaseando con una vida ideal donde manejamos nuestros tiempos, no tenemos un jefe al que verle la cara, trabajamos cuando queremos y ganamos mucha plata.

 

Pero no tardamos mucho en darnos cuenta de que la realidad de un emprendimiento exitoso es muy diferente : si querés crecer, tenés que trabajar aún más que si tuvieras un jefe . Porque tenés que cubrir muchos roles hasta que llegás a ese momento en que podés delegar. Al principio trabajás al mismo tiempo como gerente general, secretaria y ejecutiva de marketing. Emitís las facturas, creás el producto o servicio y hacés el contenido de tus redes sociales (por nombrar solo algunas).

 

Llega un día en que reaccionamos de que si queremos que nuestro negocio crezca, nos tenemos que poner la camiseta de nuestra marca, responsabilizarnos como empresarios de nuestro negocio que somos y trabajar de manera constante por nuestras metas.

 

Pero cubrir tantos frentes nos abruma: ¿cómo dejar de sentirnos así y seguir creciendo?

Cuando tomamos las riendas de nuestro negocio y nos hacemos cargo de todo lo que tenemos que hacer para que llegue a ser esa empresa que soñamos, normalmente el sentimiento es de estar abrumados. Con entusiasmo cuando vemos que algo funciona, pero muy abrumados por la cantidad de tareas para hacer.

 

Si te envió así, para evitar la tentación de caer otra vez en el romanticismo de aflojar y trabajar menos horas como habías fantaseado que sería, te recomiendo parar la pelota y ordenarte para cuidar tu motivación. ¿Cómo?

 

  1.  Conocé y entendé tus números : analizá en qué ganas dinero (qué productos o servicios son más rentables) y en qué no tanto. Cronometrá cuánto tiempo te lleva cada iniciativa.

  2. Registrá que actividades son tu fuerte y cuáles sería mejor delegar: ¿El diseño gráfico te enloquece? ¿El copywriting no es lo que más te gusta? ¿Lo administrativo te tortura? Elegí las áreas en las que sos fuerte o te salen fácil, y las que no. Pensá en delegar las que te compliquen. Si todavía no llegás a una facturación que te permita delegar, al menos tenelo claro para ponerlo como meta.

  3. Ordená tu agenda: el viernes al terminar la semana o el domingo por la noche antes de empezar la siguiente, mirá tu agenda. Bloqueá los espacios que ya sabés que tenés compromisos fijos y el resto, definí que vas a hacer en esas horas libres para ser productivo o productiva. No dejes tu agenda a la buena suerte de lo que tengas ganas de hacer cada día. Ordenate. Priorizá las tareas que son estratégicas para crecer y empezar a sumar personas a tu equipo que te ayuden.



¿Es posible hacer realidad esa vida emprendedora romántica que habías imaginado?

Si empezaste soñando con que tu emprendimiento facturaría mientras dormías, o pensando que emprender sería la forma de ganar mucho y trabajar menos, empezaste romantizando. La mayoría lo hacemos.

 

Ahora, ya sabés que no es así, al menos al principio. Pero si ponés manos a la obra podés hacer que sea realidad en un futuro, si lo deseas.

 

Con lo cual, si te va bien y querés que te vaya aún mejor, o si aún no te va tan bien cómo te habías imaginado, es momento de profesionalizarte y ordenarte. Para hacer realidad esa vida emprendedora de película que te hiciste en tu cabeza, durante un tiempo, vas a tener que dedicarle todo tu día a tu emprendimiento (tus 8 horas disponibles).

 

Eso si, una vez finalizada tu jornada, pará. Saber frenar para recuperar energías también es importante para evitar “quemarnos” y mantener ese ritmo de trabajo constante.

 

Recordá que la constancia es la que te va a ayudar a materializar el negocio (y la vida) de tus sueños.

 

Porque también están quienes terminan en el otro extremo: no pueden parar y el emprendimiento es como un pulpo devorador de sus días, meses y años. Aunque ese tema es para otro día, quiero advertirte de que tampoco es bueno trabajar sin descanso.

 

Ahora me gustaría que me respondas sin culpa ni vergüenza… ¿Empezaste romantizando tu emprendimiento?

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