Muchas veces cuando tengo que tomar una decisión, me quedo trabada. Dudo y postergo porque pienso que tengo que investigar con más profundidad antes de avanzar. Así, a veces, pasan los días, las semanas y no me decido.
Al postergar, sobrecargo mi cabeza con temas o preocupaciones que si tomara las decisiones en el momento que tengo que hacerlo no sentiría y me sentiría mucho más aliviada.
La última vez que demoré mucho, fue alrededor de un gasto muy pequeño. Un gasto que además facilitaría todo mi proceso de facturación. Pero dudaba porque pensaba que podía facturar sin hacer ese gasto, que podía hacer esa tarea en poco tiempo y que tenía que ser ahorrativa. También dudaba porque iniciar ese sistema de facturación implicaba hablar con el contador y hacer unos trámites poco atractivos que no sabía muy bien cómo hacer.
Sin embargo, el tema volvía de forma recurrente a mi mente. Cada vez que facturaba me apenaba por mi indecisión.
A muchos nos cuesta decidir. A veces tenemos miedo de que haya opciones mejores y que al decidir por una en concreto, nos las estamos perdiendo. Otras, la decisión que tenemos que tomar nos pesa (como cuando tenemos que abandonar a un proveedor o quitar a alguien de nuestro equipo) y por eso la demoramos. O tememos a las consecuencias que enfrentaremos al tomar tal decisión.
Nuestras emociones empiezan a mezclarse con nuestra parte racional y empiezan a frenarnos. Nos inventan excusas de por qué es mejor quedarnos donde estamos.
Por eso, un día creé un proceso de 4 pasos para salir de estas situaciones que me generan tantas demoras innecesarias y además me drenan la energía:
¡Siempre teniendo cuidado sobre quién elijo para consultar! Al final del día quien mejor sabe qué es lo conveniente, usualmente es uno mismo. Pero es verdad que consultarlo con otras personas y razonarlo en equipo nos ayuda a verlo más claro y, por lo tanto, nos ayuda a decidir más rápido.
Habiendo completado estos pasos, sin demoras, decido hacia dónde ir y qué decidir.
Podemos hacer mil cursos de productividad. Podemos buscar mil ideas para tener más tiempo disponible. Pero todo esto puede diluirse si no podemos decidir a tiempo. A veces esta falta de decisión complica nuestro negocio : nos quedamos sin un insumo o una alternativa que queríamos y otras veces afectamos nuestra imagen pública porque no tenemos las cosas resueltas a tiempo. Aprender a decidir en tiempo y forma es una de las mejores herramientas para un emprendedor o empresario. No hay certezas, pero si aprendizaje y avance.
Anotá estos 4 pasos para aplicarlos a tu próxima decisión y evitar cargar tu mente con pesos innecesarios, además de aprovechar mejor tu tiempo.
ALL RIGHTS RESERVED.