Seguimos con nuestra serie de artículos para ayudarte a pasar de tener una mentalidad emprendedora a una mentalidad empresaria que te conduzca hacia el negocio de tus sueños.
Si pierdes los artículos anteriores, podrás acceder desde los siguientes enlaces para ponerte al día:
Al poner en práctica estos 3 primeros artículos, además de cambiar tu mentalidad para llevar tu negocio al próximo nivel, estás encaminado hacia una gestión impecable de tu empresa en la que ya no todo depende de vos, estás eliminando las tareas innecesarias y delegando aquellas que ayudan a su crecimiento, pero no es indispensable que las hagas vos.
Hoy empezamos un nuevo capítulo relacionado con la toma de decisiones: un tema para nada menor.
En nuestro día a día, como emprendedores, estamos tomando decisiones casi todo el tiempo: ¿lanzó un nuevo producto o servicio? ¿a qué precio? ¿Hago una promoción? ¿contrato este proveedor o este otro?
Tomar decisiones es fundamental para avanzar. Pero avanzar no siempre significa crecer. Porque una decisión tomada de manera impulsiva, incluso, nos puede hacer retroceder.
¿Por qué? ¿Como asi? Cada decisión que tomamos impacta en todas las áreas de la empresa. Tiene un efecto dominó que muchas veces nos damos cuenta, después de haber tomado acción, al ver las consecuencias. Y ya no tiene vuelta atrás. Entonces para asegurarnos que cada una de nuestras decisiones nos está acercando a nuestra meta debemos hacer un análisis previo.
El líder empresario siempre debe analizar sus decisiones teniendo en cuenta su impacto dominó o 360º, es decir, entendiendo cómo impacta en cada segmento del sistema que conforma su empresa.
Por ejemplo: Si toma una decisión de marketing, ¿cuál es el impacto en finanzas? ¿Y en operaciones?
Quizás alguna vez hayas visto el organigrama de una empresa que tiene un área de finanzas, operaciones o fabricación, marketing, ventas, recursos humanos, entre las más comunes. Cuando tomo una decisión en mi empresa, tengo que tener en cuenta de que esa decisión va a impactar en todas esas áreas que se ven en el organigrama.
Veámoslo con un ejemplo que siempre es más fácil de comprender.
Imaginemos que hago una promoción donde reduzco el precio. Antes de implementar esa acción, debería ponerla a prueba mirando 360º a mi alrededor:
Mirar todos estos aspectos es ser un empresario con una mirada 360º. Es como un caballo con anteojeras vs. sin anteojeras pudiendo mirar todo a su alrededor.
Un empresario que tiene presente que antes de tomar cualquier decisión tiene que sacarse las anteojeras, si las tuviera, para mirar como esa acción impactaría a todo su alrededor, es un empresario que se ahorra dolores de cabeza, consecuencias negativas imprevistas y, además, es un empresario que cada vez tiene más control sobre su empresa, lo que le permite disfrutar de su trabajo. Por eso…
¡Manos a la obra!
La próxima decisión que tomes, dedicará un momento a analizar cómo impacta en todas las áreas de tu negocio. Además de ahorrar tiempo, energía y muchos dolores de cabeza, vas a crear una empresa sólida que crece de forma sostenida en el tiempo.
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